Resumen del argumento:
Hace muchísimos años, tantos que todavía el sol y la luna no brillaban, había un señorío en el antiguo mundo Maya llamado Xibalbá. También le decían "El Mundo de las Tinieblas, porque allí habitaban los causantes de todos los males que padecían los hombres. Allí comienza nuestra historia.
Un día, la joven Ixquic, hija del Señor Cuchumaquic, Señor de Xibalbá, resulta preñada milagrosamente por la cabeza de un joven campesino ejecutado por su padre. El descubrimiento de la preñez de Ixquic es motivo de su condena a muerte, de la que la joven logra escapar por medio de su astucia y sabiduría. Huyendo de los guerreros que la persiguen, es acogida por su suegra, la abuela Ixmucané, en cuya casa nacen sus dos hijos, los gemelos Hunapú e Ixbalanqué. Estos se convierten en héroes que realizan grandes proezas, y derrotan finalmente a los Señores de la Muerte. Concluída su misión, los gemelos ascienden a reunirse con el Corazón del Cielo: uno se convierte en el sol y el otro en la luna. Ixquic se reúne con ellos y es el lucero.
El espectáculo:
Este trabajo está conectado con las antiguas tradiciones del mimo y el juglar, así como con las nuevas tendencias que revalorizan estas tradiciones. El actor representa cerca de veinte personajes a través de sus acciones y reacciones. Se ha buscado la síntesis expresiva representando algunos personajes con posiciones corporales que evocan los códices mayas; otros, con máscaras corporales que tipifican los caracteres, y otros con el gesto fugaz de una mano o una mirada.
El espectáculo se articula en torno a contrastes y oposiciones. La música es incorporada como función narrativa, no solamente como ilustración o ambientación. A veces, un instrumento representa un personaje, y otras veces es una extensión de sus actitudes o sentimientos. Juntas, la música y la acción escénica crean los espacios y el paso del tiempo.